domingo, 5 de febrero de 2012

Una nueva vida

Hace tres semanas, a mi cuñado, que llevaba cinco años recibiendo diálisis, le transplantaron un riñón. Últimamente estaba muy desanimado. Son muchas horas, tres días a la semana, enganchado a una máquina.
A veces regresaba muy debil del hospital.
Tampoco ha podido irse en todo este tiempo, ni siquiera por vacaciones, a ningun lugar que no tuviera cerca un hospital capaz de dializarle. Además había que pedir cita con mucha antelación.
Tuvo que dejar de trabajar (se prejubiló) y tampoco podía realizar muchas de las actividades que le gustaban, porque ya no tenía fuerzas para ello.
La operación fue bien y lleva ya algunos días en casa, está recuperando peso y aunque aún tiene que ir de vez en cuando al hospital para hacerse pruebas, todo marcha estupendamente. Hacía mucho tiempo que no le veía tan ilusionado y con tantas ganas de vivir.
Al parecer, el otro riñón del mismo donante, del que sólo sabemos que era una persona joven, ha ayudado también a otra persona a empezar a llevar una vida normal.
Como ya dije en un post anterior, soy donante. Espero que cuando llegue mi momento, alguna parte de mi cuerpo sea aprovechable y ayude a otras personas a tener nuevas ilusiones. Será como si un trocito de mí siguiera viviendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario