PRIMER DÍA: EL CASTILLO DE PRAGA
Empezamos la jornada del sábado con un pedazo de madrugón. ¡¡¡ Nuestro vuelo salía a las 7:10!!! Apenas dormimos la noche anterior. Tuvimos un buen vuelo con Czech Airlines, sin retrasos. Nos encantó que dispusieran de unos monitores donde podía verse todo el rato el recorrido que íbamos haciendo, los países que íbamos atravesando y el tiempo que faltaba para alcanzar nuestro destino. Cuando aterrizamos, un representante de la agencia de viajes nos recogió junto con otras personas para acercarnos al hotel.
En la recepción, nos dio un planos y algunas indicaciones y tras dejar los bártulos en la habitación, decidimos empezar a hacer turismo cuanto antes. No recuerdo bien en qué orden vimos las muchas cosas que visitamos en nuestro primer día, pero uno de nuestros principales objetivos era el Castillo de Praga.
Tomamos un tranvía y nos apeamos donde nos habían indicado...que NO resultó ser la parada más cercana al Castillo. Todavía sin habernos familiarizado con el lugar y bastante desorientadas, dimos unas cuantas vueltas sin terminar de situarnos bien. Como no dábamos con el Castillo y ya era la hora de comer, decidimos sentarnos en un restaurante de la zona y volver a buscar después de llenar la barriga. Nos sentamos en unas mesitas al aire libre y probamos la sopa de tomate, el gulash y nuestra primera cerveza checa. Por defecto la sirven de medio litro, igual que en Alemania.
Empezamos la jornada del sábado con un pedazo de madrugón. ¡¡¡ Nuestro vuelo salía a las 7:10!!! Apenas dormimos la noche anterior. Tuvimos un buen vuelo con Czech Airlines, sin retrasos. Nos encantó que dispusieran de unos monitores donde podía verse todo el rato el recorrido que íbamos haciendo, los países que íbamos atravesando y el tiempo que faltaba para alcanzar nuestro destino. Cuando aterrizamos, un representante de la agencia de viajes nos recogió junto con otras personas para acercarnos al hotel.
En la recepción, nos dio un planos y algunas indicaciones y tras dejar los bártulos en la habitación, decidimos empezar a hacer turismo cuanto antes. No recuerdo bien en qué orden vimos las muchas cosas que visitamos en nuestro primer día, pero uno de nuestros principales objetivos era el Castillo de Praga.
Tomamos un tranvía y nos apeamos donde nos habían indicado...que NO resultó ser la parada más cercana al Castillo. Todavía sin habernos familiarizado con el lugar y bastante desorientadas, dimos unas cuantas vueltas sin terminar de situarnos bien. Como no dábamos con el Castillo y ya era la hora de comer, decidimos sentarnos en un restaurante de la zona y volver a buscar después de llenar la barriga. Nos sentamos en unas mesitas al aire libre y probamos la sopa de tomate, el gulash y nuestra primera cerveza checa. Por defecto la sirven de medio litro, igual que en Alemania.
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