Última entrada dedicada a mi breve viaje a Praga.
Espero que estas seis partes hayan bastado para hacerse una idea de qué se puede uno encontrar en la bella capital checa.
Uno de los mejores recuerdos que nos quedará de Praga fue la Casa Municipal. Es un precioso edificio modernista (Alfonse Mucha tuvo mucha mano en su diseño también) pegado a la famosa Torre de la Pólvora. Una curiosa combinación.
Espero que estas seis partes hayan bastado para hacerse una idea de qué se puede uno encontrar en la bella capital checa.
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El medievo se funde con el neogótico. La Vieja Torre está unida a la Casa Municipal (a la derecha), que es de principios del siglo XX.
Entramos y aunque había muchas zonas a las que no teníamos acceso (estaban acordonadas) sí disfrutamos de la decoración de algunos interiores, todo en la estética "Art Decó" que tanto nos gusta. Explorando el sitio, descubrimos un restaurante y por su decoración y lo vacío que estaba (sólo dos o tres mesas ocupadas) imaginamos que sería carísimo. A pesar de todo, necesitábamos sentarnos, teníamos hambre y el local nos pareció tan atractivo, que estábamos dispuestas a hacer un sacrificio y darnos el gusto...
Para nuestra sorpresa los precios eran muy asequibles, y eso que había diplomas en la entrada que demostraban que tenía varios premios de gastronomía.
El precioso Restaurante de la Casa Municipal. Fue como viajar a la Belle Epoque.
El servicio fue muy bueno, con camareros amabilísimos hablándonos en una mezcla de español e italiano y una comida deliciosa. Repetimos goulash y lo acompañamos con una cerveza negra riquísima.
***********En cuanto a otros lugares en los que nos sentimos muy confortables, tengo que mencionar los Jardines Reales. Aunque nos perdimos un poco a la hora de salir de allí, nos pareció un sitio precioso. Perfecto para relajarse mirando las flores, o sentarse bajo un árbol con un libro. Hice muchísimas fotos de plantas y árboles raros, de tulipanes de todos los colores imaginables... Pero además, había unas vistas excelentes de la Catedral y de la ciudad. Otro de los rincones del Castillo que podían verse desde el Belvedere de los Jardines.
El Belvedere estaba en un cierto estado de abandono. Nos asomamos a las ventanas y por dentro estaba vacío y destartalado. Nos sorprendió ver "grafittis" del tipo "aquí estuve yo" grabados en las paredes...¡¡Graffitis con mucha solera!!... Había algunos en escritura "Sütterlin", un tipo de caligrafía alemana que dejó de usarse antes de la Segunda Guerra Mundial...y otros, como este...del siglo XIX...
Fuente de los niños Meones. XDD
Nos encantó este monumento dedicado a la memoria de Julius Zeyer que descubrimos también explorando los jardines.
******************** Praga está plagada de iglesias y la mayoría son increíblemente bonitas. Pero dejando a un lado la catedral, si tuviera que quedarme con una, elegiría sin duda la Iglesia de San Nicolás. Es una maravilla.
Me hace gracia que en la mayoría de las guías digan que es barroca. He visto pocos edificios tan clarísimamente rococós como este. Ya en su época el Rococó era un estilo con bastantes detractores y se ve que hoy en día se le sigue haciendo de menos.
Para mí, fue un goce absoluto, multiplicado además porque cuando entramos, había unos cantantes y una orquesta de cámara ensayando música de Bach arriba, en el coro. Con la acústica tan buena que había allí daban ganas de quedarse todo el día. San Nicolás por fuera, inequívocamente Rococó. Por si había alguna duda: Otra iglesia que visitamos fue la de El Niño Jesús, donde se encuentra una figura de cera del Niño muy venerada. Y como también nos lo recomendaron, visitamos el Monasterio de Loreto. Es un lugar de peregrinación porque contiene una réplica de la supuesta casa de la Virgen María. (No es nada del otro jueves, parece un establo). Mucho Rococó también por todas partes, pero no nos hizo gracia el sitio porque hubo algo que nos indignó: podías hacer fotos, pero para ello tenías que pagar un suplemento.
¿Pagar por hacer fotos? Se supone que o se pueden hacer libremente o no se pueden hacer para no dañar los monumentos con los flashes, nunca es una cuestión de dinero. Yo saqué alguna que otra de tapadillo, con la cámara del movil... El Loreto...Esa tarde nos llovió un poco.
Lo que más nos llamó la atención aparte de una exposición con los tesoros del monasterio en la que había cálices y relicarios de oro, diamantes, coral y perlas (¡Ay, el poder de la Iglesia!) fue este angelote con tenazas de dentista. **************** Para terminar el recorrido, unas fotos al tuntún. Vimos este meteorito en el Museo Nacional. Es enorme y parece ser que casi todo él es hierro. Estaba en la antesala de museo, un edificio con unos interiores espléndidos, pero que nos quedamos con las ganas de visitar porque casi era la hora de cierre. Me di un susto cuando caminando, me topé con estos maniquís que se asomaban desde la bodega de una cervecería. Plaza de Wenceslao, con el Museo Nacional al fondo. Y un rinconcito con sabor medieval. *** Bien, pues esta ha sido mi crónica. No traje souvenirs para nadie porque lo más asequible son los eternos imanes de nevera y las matroshkas (que yo considero algo más ruso que checo). Las cosas verdaderamente representativas son joyas en ámbar u objetos en cristal de Bohemia, huevos decorados o cajitas esmaltadas. Todo precioso pero frágil o caro. Me traje un calendario y una cajita con ilustraciones de Mucha y una guía utilísima en que aparece cada casa y monumento de Praga con dibujos y planos de todas las fachadas e interiores. Ojalá la hubiera encontrado antes del viaje y no el último día de estancia en Praga.
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