El autor no hace cine para impacientes. Si te gustan las películas de acción, ágiles, donde todo pasa deprisa, suceden muchas cosas y el guión te lo cuenta todo para que no tengas que hacer esfuerzo mental, no te molestes en ver nada dirigido por este cineasta.
Como en todas sus películas, el ritmo es muy lento, la cámara se detiene en los detalles, hay silencios y largas miradas entre los personajes. La trama, el marco donde sucede todo y la personalidad de los protagonistas se van desvelando poco a poco a través a veces de pequeñas pistas, comentarios o conversaciones casi casuales. En detalles, o en imágenes que hay que pararse a mirar.
Sky Crawlers es una película triste y filosófica sobre un mundo en paz donde la guerra (una guerra aérea) está organizada por empresas y montada como un espectáculo. Donde existen unos jóvenes que no pueden envejecer ni morir (Excepto si son asesinados o en combate).
Viven atrapados en el tiempo en un bucle, olvidando su pasado y volviendo a tener experiencias similares a las que ya casi no recordaban, hasta el punto de que a veces no saben si en realidad todo ha sido un sueño. Sólo la muerte puede sacarles de esa rueda eterna.
Esta idea del "Déjà vu", del callejón sin salida temporal ya lo hemos visto en otras películas del autor; parece que es una de sus obsesiones.
Hay mucha metáfora, unos protagonistas profundos e interesantes, y el espectador tiene que poner mucho de su parte, porque Oshii te obliga a sacar tus propias conclusiones y a pensar.
En definitiva, una película para paladear sin prisas, digerir tranquilamente y meditar después de verla y para descubrir, en cada nuevo visionado, claves y detalles que pasaron desapercibidos con anterioridad.
A mí personalmente, me parece una forma de hacer cine muy interesante. Aunque a veces el estado de ánimo te pida algo más ligero.
En cuanto a los aspectos técnicos, los encuentro algo decepcionantes. Los paisajes, edificios, los aviones (coprotagonistas de la historia), los combates aéreos...Todo lo que rodea a los personajes está realizado en 3D. Un 3D de gran calidad: espectacular y muy realista.
Pero los personajes son bidimensionales, se mueven con algo de torpeza y tienen un diseño exageradamente simple e inexpresivo. Puede que este contraste sea intencionado, pero a mí no me convence. Creo que unos diseños más del estilo de
Patlabor o
Ghost in the Shell hubieran mejorado el aspecto visual de la cinta.
Como curiosidades:
-Mamoru Oshii tiene un perro salchicha, un bassett que ya apareció animado en Ghost in the Shell 2 Innocence. Aquí lo volvemos a ver como mascota de los pilotos.
-También hay una especie de obsesión por el tabaco en la película. Me pregunto si tendrá algun significado. Prácticmante todos los personajes fuman y se desesperan por un cigarro.
-Hay una línea de muñequitas
Pinky Street dedicadas a la película. Me resulta algo chocante, ya que se trata de un film muy serio con personajes poco divertidos...
En cuanto a la música...Es de Kenji Kawaii, uno de los mejores compositores japoneses de bandas sonoras. Como era de esperar, ha creado una música de fondo absolutamente PRECIOSA, que, cuando acompaña las imágenes de los cielos, o de los pilotos volando en sus aviones, realza tremendamente la belleza de las escenas.
Si queréis saber cómo suena el adictivo tema principal, podéis escucharlo
AQUÍ.
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