Tras unos apuntes generales en mi anterior anterior, paso a contar con más detalle lo que vi y experimenté en mi viaje a Roma.
El primer día visité las termas de Caracalla, El Coliseo y El Arco de Constantino.
El viaje no empezó muy bien. Tuvimos casi tres horas de retraso. No es la primera vez que sufro este tipo de incidencias con la compañía Air Europa,últimamente procuro evitarla.
***
Unos días antes habíamos reservado on line un servicio de translado del aeropuerto al hotel. (Rome pickup ) Hubiera sido un engorro desplazarnos en autobús con las maletas y ya nos habían avisado de que los taxistas son dados a estafar a los turistas, por lo que nos pareció la mejor opción ya que ninguno conducimos. Por un precio fijo (40€) ya no tendríamos ese problema. Mientras esperábamos al conductor nos acercamos a la oficina de turismo del aeropuerto y compramos la Roma Pass.
Por 25€ te permite utilizar todos los transportes públicos y proporciona importantes descuentos en las visitas a monumentos y museos (Las dos primeras te salen gratis) además, no hay que esperar colas y trae una guía y un mapa. Si vais a Roma os la recomiendo muchísimo.
Nada más poner el pie en la Ciudad Eterna nos saludó una bofetada de calor pegajoso que sólo nos abandonaría temprano por las mañanas y al ponerse el sol.
Nuestro hotel, el Caravel, un poco retirado del centro, está situado en una zona donde prácticamente sólo hay oficinas (y un supermercado que nos costó mucho localizar) Pero a pesar de la mala impresión que me llevé al ver toda la fachada con andamios porque están en plena reforma, -por eso seguramente estaba de oferta- resultó estar bastante bien: muy cerca de un montón de paradas de autobuses, con camas muy cómodas, baño completo aunque sin cortina en la bañera, con lo que lo empapábamos todo cada vez que lo usábamos, televisión (que no utilizamos) y aire acondicionado.
Tras registrarnos y dejar los bultos teníamos tantísimas ganas de ver algo ya, que sin haber comido si quiera nos dirigimos al monumento más cercano: las Termas de Caracalla. Fue una locura.
Por culpa del retraso estábamos cansados y habíamos llegado a Italia a la hora de máximo calor. Pero nos pudo el ansia.
LAS TERMAS DE CARACALLA
No son más que ruinas. Queda muy poco de lo que en su día fue un complejo magnífico donde los ciudadanos de la antigua Roma iban a tomar baños, a refrescarse y a socializar. A pesar del estado en que se encuentran nos impresionaron mucho por el tamaño del edificio (amplísimo y de al menos 4 ó 5 plantas en algunas zonas) y tratando de imaginar cómo debió de ser, nos entraron ganas de viajar al pasado...y de paso, de darnos un bañito, porque apenas había sombra y el sol nos estaba achicharrando.
Esto es lo que queda de las termas y aún así, impresionan.
Fragmentos de mosaicos.
En algunas partes aún se podía apreciar el suelo y la pintura de las paredes.
Pero sarna con gusto no pica, y no contentos con haber visto ruinas y pasado calor, decidimos ir al centro histórico: comer algo y visitar el Coliseo. No se puede ir a Roma y no visitarlo.
EL COLISEO
Cuando lo vi no me pareció tan grande, me decepcionó un poco...Hasta que me di cuenta de que estaba en una plaza muy despajada y de que yo me encontraba lejos y en un nivel mucho más alto que el del suelo. Una vez visto de cerca ya pude apreciar su gigantesco tamaño.
Pero como estábamos hambrientos y deshidratados, buscamos primero (y desesperadamente) un sitio para comer.
Entramos en una tabernita llamada "Hostaria al Gladiatore", en la misma plaza del Coliseo. Una turistada por nuestra parte, pues a pesar de que los camareros eran bastante guapos y atentos, la comida no era una maravilla y bastante cara. Comí unos spaghetti que juraría que llevaban salsa de tomate de bote, vamos, yo misma los hago más ricos. Por lo menos el café helado que pedí de postre (caffe freddo) sí lo disfruté muchísimo.
Muy buena pinta, pero los he comido mejores.
El café me encantó; no llevaba hielo pero estaba frío frío. Me sirvió para espabilarme.
Con la barriga llena y fresquitos, nos sentimos con energía para entrar en el Coliseo.
Vista del Coliseo desde el Monumento de Victor Manuel II
Como ya conté, fue una auténtica gozada pasar directamente sin esperar la inmensa cola que había. Lo recorrimos completo, por todos los niveles. Está bastante destrozado, pero como ocurre con las termas, no hay que tener demasiada imaginación para visualizarlo tal y como debía ser en sus buenos tiempos. Tampoco pude evitar pensar que en que en aquella arena hacia la que mirábamos desde las gradas, murieron cientos de personas, no sólo gladiadores o luchadores profesionales, si no los primeros cristianos y otros condenados y su tormento fue un espectáculo público. Estremece un poco, pero creo que es algo que hay que tener en cuenta, como muestra de respeto.
Dentro de las ruinas, en sus galerías, podía verse una muestra de fragmentos arqueológicos y había una exposición temporal sobre Nerón, con algunas piezas procedentes de la Domus Aurea, su palacio.
Y yo que decía que no era tan grande....
Una de las galerías que recorrimos.
Restos de columnas en la planta baja.
Está bastante deteriorado.Tiene algo de fantasmagórico.
Hay una cruz en memoria de los mártires que fueron pasto de los leones.
Otra vista del interior.
Desde una de las ventana se veían los Foros.
Una de las pinturas de la exposición de Nerón. Nos encantó la mirada de asombro del personaje y el gesto picarón del caballo.
Busto de Nerón.
Compré algunas postales y libros de arte en la tienda y salimos a ver los alrededores, donde también hay muchos otros vestigios de la época de los césares.
Puede decirse que no me fui de Roma sin haber visto el Coliseo... De hecho, lo vi demasiado. Nos topábamos con él varias veces al día, así que tengo montones de fotos desde todos los ángulos y en varios momentos.
Coliseo por la mañana.
Coliseo a pleno sol con vendedores pakistanís pesados en primer plano.
Coliseo por la tarde
Coliseo al ponerse el sol
Devorando Roma con su sombra.(Foto tomada desde dentro)
De noche...
EL ARCO DE CONSTANTINO Y ALREDEDORES
De todas las ruinas y construcciones antiguas que había en la zona, la que más me gustó fue el Arco de Constantino. Inmenso y perfectamente conservado, me parece espectacular.
El imponente Arco de Constantino está situado al ladito mismo del Coliseo.
Me parece precioso.
Desde abajo.
Esta foto la tomé desde una de las ventanas del Coliseo.
Actores tratando de ganarse un dinerillo haciéndose fotos con los turistas.
Había otro arco cerca, más sencillo y pequeño.
Atardeció y estábamos destrozados. Muchas horas de pie desde bien temprano, sin parar y bajo un sol de justicia. Por suerte, la pizzería que había junto al hotel y que se convirtió en nuestro lugar habitual para cenar tenía precios razonables y una comida deliciosa. Probamos una cerveza local, la Peroni, muy suave y rica.
Fotos que hizo con el movil de las pizzas que cenamos. Son individuales, muy grandes, pero de masa finita y bien cargadas de ingredientes. Estaban de muerte.
Tras una ducha reparadora dormimos como troncos. Apenas eran las diez de la noche, pero viendo que el sol sale y se pone una hora antes que en España, decidimos que había que madrugar para no morir abrasados. Nos esperaba otro día, esta vez entero, de desgastar un poco más el suelo romano con nuestras sufridas suelas.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario