miércoles, 26 de junio de 2013

Viaje a Roma. 2. Termas y Coliseo.

Tras unos apuntes generales en mi anterior anterior, paso a contar con más detalle lo que vi y experimenté en mi viaje a Roma.

El primer día visité las termas de Caracalla, El Coliseo y El Arco de Constantino.
El viaje no empezó muy bien. Tuvimos casi tres horas de retraso. No es la primera vez que sufro este tipo de incidencias con la compañía Air Europa,últimamente procuro evitarla.

*** 
Unos días antes habíamos reservado on line un servicio de translado del aeropuerto al hotel. (Rome pickup ) Hubiera sido un engorro desplazarnos en autobús con las maletas y ya nos habían avisado de que los taxistas son dados a estafar a los turistas, por lo que nos pareció la mejor opción ya que ninguno conducimos. Por un precio fijo (40€) ya no tendríamos ese problema. Mientras esperábamos al conductor nos acercamos a la oficina de turismo del aeropuerto y compramos la Roma Pass
Por 25€ te permite utilizar todos los transportes públicos y proporciona importantes descuentos en las visitas a monumentos y museos (Las dos primeras te salen gratis) además, no hay que esperar colas y trae una guía y un mapa. Si vais a Roma os la recomiendo muchísimo. 
Nada más poner el pie en la Ciudad Eterna nos saludó una bofetada de calor pegajoso que sólo nos abandonaría temprano por las mañanas y al ponerse el sol. 
Nuestro hotel, el Caravel, un poco retirado del centro, está situado en una zona donde prácticamente sólo hay oficinas (y un supermercado que nos costó mucho localizar) Pero a pesar de la mala impresión que me llevé al ver toda la fachada con andamios porque están en plena reforma, -por eso seguramente estaba de oferta- resultó estar bastante bien: muy cerca de un montón de paradas de autobuses, con camas muy cómodas, baño completo aunque sin cortina en la bañera, con lo que lo empapábamos todo cada vez que lo usábamos, televisión (que no utilizamos) y aire acondicionado. Tras registrarnos y dejar los bultos teníamos tantísimas ganas de ver algo ya, que sin haber comido si quiera nos dirigimos al monumento más cercano: las Termas de Caracalla. Fue una locura. 
Por culpa del retraso estábamos cansados y habíamos llegado a Italia a la hora de máximo calor. Pero nos pudo el ansia.  
LAS TERMAS DE CARACALLA 
No son más que ruinas. Queda muy poco de lo que en su día fue un complejo magnífico donde los ciudadanos de la antigua Roma iban a tomar baños, a refrescarse y a socializar. A pesar del estado en que se encuentran nos impresionaron mucho por el tamaño del edificio (amplísimo y de al menos 4 ó 5 plantas en algunas zonas) y tratando de imaginar cómo debió de ser, nos entraron ganas de viajar al pasado...y de paso, de darnos un bañito, porque apenas había sombra y el sol nos estaba achicharrando. 

 

Esto es lo que queda de las termas y aún así, impresionan.

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